Durante mi recorrido de autocrecimiento personal, hubo un día en el que pude mirar a la cara a una de mis creencias limitantes (cantos de sirena).
Eran tantos años escuchándome con el mismo discurso de victimismo, que cuando me enfrente a él, casi “muero del disgusto”. Fue un “darme cuenta”. Muy duro. En mi cabecita, siempre había esa voz interior que me decía: ¡tú no puedes!, mírate; eres una pobrecita. Entre otras voces y juicios.
Cantos de sirena tal y como hablé hace un tiempo de ellas. Esas voces que en la mayoría de los casos te inquietan. Esas voces que, al fin y al cabo, no eres más que tú misma criticándote por todo lo vivido.
Juicios, creencias, voces de mamá, voces de papá, la abuela. Voces que están en tu cabeza y te paralizan para pasar a la acción. A tú acción.
Llega un momento que debes parar, escucharte y responsabilizarte de ellas, para aceptarlas y darles su lugar. Al aceptarlas, te aceptas a ti y cuando ocurre, suceden cosas muy interesantes en ti, en tu vida y ¡en tu día a día!
Todavía recuerdo ese momento en que me quedé casi sin respiración y mis compañeros de Gestalt en silencio. A moco tendido y con enormes lagrimones pude dar las gracias a ese victimismo que durante mucho tiempo estuvo en mí, aceptarlo y darle un nuevo lugar en mi vida. El terapeuta que nos acompañó ese día me hizo ver que se puede estar en este mundo con otra mirada. Totalmente agradecida.
¡Hay que ver el peso que tiene esa voz!
Y ¿tú? ¿Te has dado cuenta de las voces que te limitan?
“Te has estado criticando a ti mism@ años y años y no ha funcionado. Trata de aceptarte a ti mism@ y mira que ocurre”. (Louise Hay)

¿Necesitas ayuda?
Venga, escríbeme y reserva tu hora.
Y yo, te acompaño a vivir tu vida con mayor conexión y plenitud, siendo TÚ la persona protagonista de tu vida.