¡ZAS! latigazo en las cervicales

Una mañana me levanté de la cama y me desperecé para activarme y empezar el día. ¡Zas! latigazo en la zona de las cervicales, me quedé enganchada y durante unos minutos no podía ni bajar los brazos.

Me asusté, y llamé a un fisioterapeuta.

Era mi primera visita a un fisio con ¡27 años! Durante la sesión, me preguntó:

 

– ¿A qué te dedicas?

– Soy educadora social de un centro de menores.

– Ahora entiendo; cuando toco tu espalda parece que te dediques a cargar sacos de cemento.

– ¿Sacos de cemento?

– Sí, sacos de cemento, llevas tanta carga emocional, por tu trabajo, tu vida, que estoy ¡sudando! ¡Necesito pico y pala!

(Reímos juntos)

 

Tiempo después empecé a relacionar y entender mejor todo esto que me estaba pasando. Me puse a realizar ejercicios para descargar mis cervicales, y empecé también a no llevarme la vidas de los niñ@s a casa. Un ¡Zas! en las cervicales, me hizo parar en seco para empezar a escuchar mis necesidades reales y saber parar a tiempo.

El cuerpo es un gran receptor de información, retiene memorias, emociones y tensiones, que muchas veces se traducen en dolor físico, y por lo general vas a buscar la solución física del cuerpo relacionada con ese dolor.

Normalmente, no eres consciente de toda la información que retiene el cuerpo, y es por esto que sigues acumulando más y más, hasta que un día cualquiera, el cuerpo te dice “PARA”. De ahí, lo importante que es la escucha interna, (la escucha hacía dentro), de la que ya hablé hace unos días.

Considero que algo sencillo y agradable para ayudarte en tu día a día a liberar tensiones y cargas emocionales es movilizar tu cuerpo, de la manera que a ti te sea cómoda y sientas bienestar.

Mover tu cuerpo ya sea bailando, realizando deporte, movimiento expresivo… Además de prestarte atención te ayuda y acompaña a movilizar energías y emociones estancadas. Es preferible estar en contacto con tu cuerpo para acompañarlo en sus necesidades que dejar que sea él quien te pare, pues en este caso, tal y como os cuento al inicio del texto, a mí me paró en seco.

¿Tu cuerpo te ha PARADO alguna vez en seco? ¡Cuéntame!

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Venga, escríbeme y reserva tu hora.

 Y yo, te acompaño a vivir tu vida con mayor conexión y plenitud, siendo TÚ la persona protagonista de tu vida. 

 

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